Esto no es la maratón de BCN, en donde unos
20.000 dorsales conquistan las calles.
Esto no es la UTMB, en la que hay un límite
de corredores y en donde, si llegas a tener el privilegio de poder participar,
tu sueño se habrá convertido en realidad.
Esto no es la Transvulcania, en donde en
menos de 75 km tienes más de 4.000m de desnivel positivo.
Señores… para gustos, colores… esto…
Esto es el paraíso.
Esto es una ultra trail en suelo menorquín,
el de todos, el que hemos pisado desde niños.
Esto es simular transportarse al pasado y ser
un lugareño español abriéndose paso entre la maleza para conseguir llegar al
otro lado… es ser un oficial inglés haciendo la ronda de vigilancia para evitar
incursiones marinas… es ser un gendarme francés aprovechando y conservando lo
que los dos anteriores construyeron y mantuvieron hace siglos…
Esto es dar la vuelta a una isla entera (que
se dice rápido).
Nada de alta montaña, nada de km’s y km’s de
asfalto, nada de desniveles bestias… esto es diferente, esto es espectacular,
esto es sorprendente.
Son playas, barrancos, parcelas y parcelas de
rocas y más rocas, esto es paisaje lunar, esto son faros a los que alcanzar y
que te acercan cada vez más a la línea de meta, es cruzar urbanizaciones cuando
no queda más remedio, es ver como los demás se bañan mientras tu diriges tus
pasos lejos del agua transparente y de la ansiada sombra para descansar.
Esto son pinares, sendas, caminos, arena, rocas,
algo de asfalto, terreno técnico, escaleras de todo tipo y color… esto es
variedad.
Esto es sube, esto es baja, esto es arriba,
abajo, nada de ponértelo fácil, nada que pueda parecerse a un paseo. No has
estado entrenando para estar día y medio dándote un paseo.
Esto es correr, trotar, caminar, deslizarte,
dejarte envolver por el paisaje, por el entorno, por el silencio, por los
ánimos recibidos de vez en cuando de algún extraño que se sumerge en tu
aventura.
Es sentir que puedes.
Es saber que está en tus manos.
Es ansiar que a la vuelta de la esquina, o un
poco más allá de lo que quizá desearías, estará esa carpa en donde van a echarte una mano,
a ayudarte, a darte esa sonrisa que no has pedido, esa silla que crees que no
necesitas para que descanses y repongas fuerzas.
Es aceptar esos ánimos de desconocidos que se
desviven por ti.
Es asumir la información que te dan para poder
hacer más llevadero tu camino.
Es empatizar con ellos y agradecerles todo lo
que hacen desinteresadamente por ti.
Es abrazar a ese alguien que año tras año
está detrás de esos bidones de agua, esperándote con ilusión.
Esto señores, es, ni más ni menos, la Trail
Menorca Camí de Cavalls.
Y es mucho más, es sentimiento, es placer, es
dolor, es satisfacción, es sufrimiento… sólo tú puedes y debes decidir cual es
el mejor adjetivo para definirla.
Es un sueño, es una leyenda que únicamente tú puedes hacer realidad.
¿Te atreves?
Roma no se conquistó en un día, la Trail Menorca Camí
de Cavalls puede no conquistarse a la primera, necesita de constancia, dale una
oportunidad, o dos, ¡o tres!
Merece la pena.
Palabra de voluntario.
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