Tenía que llegar… estábamos destinados a
conocernos… tarde o temprano tenía que suceder…
Y sucedió…
Y pasó…
Y llegó el día…
Fue un día de verano, principio de Julio, con
madrugón incluido y sin apenas haber dormido por temas que no vienen al caso.
Me esperabas ahí, altivo, expectante,
desafiante.
Como si esperaras burlarte de mi por si
quiera osar intentar acercarme a ti.
Por otro lado sabías que era inevitable…
no sabes cómo me pongo cuando se me mete algo entre ceja y ceja :-)
No te moviste, desde luego, yo tuve que
hacer todo el trabajo… observarte, planearte, dosificar fuerzas, subir, seguir subiendo, entre un bosque de pinos, a pleno sol,
ir avanzando y restando desnivel para poder acercarme cada vez más a ti.
En un momento llegué a preguntarme, ¿qué
diantres hago yo aquí?
Pero fue pasajero, ¡menos mal!
No eres una montaña al uso… ¿acaso hay
montañas al uso? ¿hay montañas modelo?
Supongo que no.
Cada una tenéis lo vuestro.
Cada una sois especiales por diversos motivos... por el terreno,
por el paisaje, por la dificultad, por el desnivel, por la pendiente, simplemente
por la compañía que tenías cuando saliste de casa esa mañana…
Para mi eras especial por lo mucho que
habías tardado en llegar, por lo mucho que te habías resistido… ¡si es que
soy una impaciente!
Pero si los persigues, los sueños, se
hacen realidad.
Y ahí estabas.
Esbelta.
Esperándome.
Llamándome.
No encontramos prácticamente a nadie
durante la subida... por algo elegimos la escalera de emergencia para ir a verte.
Directamente nadie cuando te dejamos... ¡por algo bajamos por donde no había ni camino!
Lástima de la multitud que nos acompañó
cuando nos conocimos.
Pero si algo he aprendido a hacer en esta
vida es abstraerme de la realidad por muy real que ésta sea.
Ahí estábamos las dos… tú y yo… juntas…
¿Sabes? Sigue llenándome de una forma especial y de
energía cuando por fin nos conocemos…
cuando conseguimos fusionarnos en un breve momento en el que te digo, ‘¡llegué!
¡ya estoy aquí!’
Y me embarga la felicidad... ¡no puedo evitar sonreír!
El trabajo bien hecho.
La recompensa al esfuerzo, a mi esfuerzo,
a mi ilusión, a haber conseguido ponerte un paisaje de fondo, a ver lo bien
acompañada que estás, las vistas de las que disfrutas cada mañana cuando te desperezas y ves que no estamos juntas.
Te envidio, quiero que lo sepas :-)
Y tengo que volver… te empeñaste en bajar las cortinas justamente el día en que subí a verte.
Mis recuerdos y mis fotografías tienen un
homogéneo cielo blanco de fondo, tanto norte como sur, tanto este como oeste… fue una
sucia jugarreta, que lo sepas, pero te perdono, se que te apetece que vuelva
otro día… ¡está hecho! J
Gracias por esperarme.
Gracias por dejarme disfrutarte.
Gracias por permitirme compartir contigo.
Al final, sigo teniendo pendiente mi
primer 2.000, ¡resultaste ser un 2.500!
Te quiero igual, no te libras ;-)
Gràcies Rutes Pirineus
Siempre,
Analema
No hay comentarios:
Publicar un comentario