05 abril 2016

Donde dije digo, digo Diego


Siempre había tenido muy claro, que disfrutar de unas vacaciones en una isla, viviendo en una isla, era algo como fuera de lugar, ilógico y que para disfrutar de ‘más de lo mismo’ (porque al fin y al cabo, una isla es una isla), pues que tenía el resto del mundo para invertir esfuerzos e ilusiones.

Y mira tu por donde, como serán las cosas, que dónde dije digo, digo Diego y acabo aterrizando, sin pretenderlo, en las islas del otro lado, las de arena negra y temperatura constante, donde el invierno no existe y las gua guas campan a sus anchas, donde las papas van siempre acompañadas del mojo y en donde las pellas de gofio se convierten en la solución perfecta para casi todo, donde son custodios del techo del territorio español y donde la práctica totalidad de su geografía conforma un sinfín de parajes idílicos para los amantes de la naturaleza.

Y ahí que me fui.
Y ahí que el destino me sorprendió.
Y ahí que tengo que volver por imprevistos no previstos.
Y ahí que deseo volver para desconectar y recuperar momentos vividos.
Y ahí que me impongo regresar para reclamar unos abrazos no obtenidos.

Y como son las cosas, que una acción solitaria, unida al movimiento de los astros y las estrellas, consigue que se conforme una realidad no esperada y finalmente muy muy disfrutada.

Y esa experiencia te hace crecer como persona, te hace conocerte más a ti mismo, te hace cuestionarte cosas que antes tenías clarísimas y hace que, sin poder evitarlo, aumente tu número de amistades. Gente con las mismas inquietudes, los mismos deseos, las mismas ganas de hacer y descubrir nuevos lugares como tú.

Experiencias que te llenan, que te transforman.
Experiencias positivas, siempre.
De lo negativo, se aprende, con lo positivo te recreas y disfrutas.

Frondosos bosques, lluvias inesperadas y constantes, imágenes para el recuerdo, risas contagiosas, miradas furtivas, bromas por doquier, opiniones que te haces a priori y que al final del día tienes que reconstruir, porque claro, nadie es perfecto, tu menos que nadie… en fin, un lugar y una experiencia altamente recomendable…  sin necesidad de pisar la playa :D

Gracias Tenerife Walking Festival por darnos la oportunidad de disfrutar de todos los tesoros que secretamente oculta la isla.

Un deseo… cuídate, presérvate, no dejes que la avaricia o la corrupción, el politiqueo de turno o los afanes de grandeza puedan contigo.

Volveremos el año que viene, el Teide nos espera, fijado desde ahora como uno de los objetivos de 2.017.

Gracias por existir!!


Siempre,
Analema

P.D.: mi TWF en imágenes, aquí

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