23 mayo 2019

Con B...


De nuevo nos colábamos como polizones en el barco de Bukaneros para surcar esos procelosos mares. 

Mares bravos y agitados.
Mares concurridos y densos.
Mares controvertidos y dispersos.
Mares con B.

Con B de... bueno, ya que estamos aquí, vamos a ello... porque había llovido, llovía y llovería.

Con B de... barro... barro marrón, barro rojizo, un poco de barro, un mucho de barro, barro en la bici, barro en las perneras, barro en las botas y en cualquier otra parte de ti mismo si osabas resbalar o perder el equilibro.

Con B de… bromista… en donde elementos impropios del entorno se nos ofrecían a la vista como recordatorio de las comodidades que habíamos dejado atrás tras salir de los camarotes esa mañana.

Con B de… brutal… brutal experiencia… de las que te ponen a prueba, de las que has de poner corazón, cabeza e ilusión para empezar y constancia envuelta en coraje para terminar.

Con B de… brillante… brillante la decisión de recortar el trazado para evitar males mayores… salimos con vida, salimos enteros, eso es lo que cuenta.

Con B de... bravos… bravos esos piratas que se enfrentan a todo, sea cual sea el estado de la mar… esos a los que nada les frena, a esos que ¿para qué hacerlo andando si puedo hacerlo corriendo? ¡esos locos insensatos!

Con B de… botín… con el que te agasajarán al llegar a puerto.

Entre medias, había que conquistar el punto más alto… para llegar habría que hacerlo cruzando la B… la B de Bukaneros.


Les da por llamar a esta travesía el ‘infierno cántabro’… ¿será osadía o chulería? sea como fuere,  este año el infierno tenía olor a humedad y textura pringosa… era el que te aniquilaba totalmente los tacos de las botas y conseguía que pudieras practicar esquí ¡aún sin nieve!

El infierno que consiguió que algún que otro grumete se quedara en puerto.

El infierno que no pudo con nosotros una vez embarcados.

El infierno que vio como triunfantes, a hora o a deshora, en solitario o acompañados, conseguíamos amarrar el navío a puerto para recoger nuestro botín.

Nos llevamos una experiencia bestial, una experiencia bárbara… una experiencia con B.

¡Por muchas más B’s juntos!

Siempre,
Analema

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