Hay ocasiones en la vida en que ésta nos sorprende con un ‘te lo dije!’, con un ‘time out!’, con noticias inesperadas o cambios bruscos de rumbo.
Hay otras, en que te avisa, en que te va dando señales, en que te va erosionando poco a poco para que cuando llegue el día, no sea tan duro de aceptar.
Y es que sí, todo llegará un día u otro a su propio final.
Memento mori, amigo mío, memento mori.
Pero no solo eso, sino que mientras eso llega, el tiempo se acaba, el tiempo que tienes disponible para preparar ese examen, para que esa boda que llevas meses preparando se convierta en un recuerdo imborrable, para dar amor infinito a esos padres que están por coger su último tren va pasando lenta e inexorablemente.
Y es por eso, por ese pequeño detalle, por el hecho de que no disponemos de un reloj eterno ni de oportunidades infinitas, que hay que establecer prioridades.
Que deseamos vs de que disponemos y utilizar los recursos a nuestro alcance para que lo que deseemos pase al plano real en la medida de lo posible con las herramientas que tenemos a nuestro alcance.
Si eres consciente de la realidad… si tienes claro que deseas… podrás optimizar tus acciones para acabar sintiendo, cuando el cronómetro llegue a 0, que has hecho todo lo humanamente posible para conseguir llegar a meta con el corazón a rebosar.
Seamos conscientes de que el tempus fugit nos persigue y aprovechemos esa circunstancia para que el memento mori nos pille con una sonrisa.
Tenemos tanto tiempo y lo desperdiciamos en cosas tan banales que si consiguiéramos, por un momento, ser conscientes de nuestra realidad, haríamos las cosas de forma diferente, VIVIRÍAMOS realmente la vida y nos ahorraríamos muchos lamentos innecesarios.
Liberémonos de ataduras, de antiguas creencias arraigadas, hagamos realidad nuestro mundo ideal, seamos conscientes de que camino tomar para llegar donde el abrazo sea el rey y la sonrisa perenne.
No es difícil, simplemente se trata de ser coherente, de estar lúcido, de tener las ideas claras… de haber tropezado tantas y tantas veces que la única opción que te quede sea la de tirar para adelante, con la cabeza alta, las ideas claras y la noción del Carpe Diem por bandera.
Tempus fugit amigo mío, tempus fugit…
Siempre,
Analema
Analema
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