La vida se compone de momentos…
momentos que pueden conseguir que ésta sea inolvidable, divertida y espectacular
o triste, monótona y aburrida.
Incorporar un componente de
locura en tu vida te da alas (ni Red Bull ni narices) y te da el coraje suficiente
para tomar las riendas de tu día a día y convertirlo en toda una experiencia.
Abandonar el confort de lo
cotidiano y lanzarse a cruzar España con unos desconocidos, que al fin y al
cabo eran buena gente, hace que quien más quien menos te mire extrañado cuando
les cuentas tus pequeñas y secretas intenciones.
El desafío en esta ocasión
consistía en una marcha de resistencia, al menos para mi, a eso ya lo llamo
resistencia, 50 km’s del tirón, nada de distribuirlo en varias jornadas, entre
pecho y espalda :D
Atendiendo a la realidad de que
a servidora le ‘molestan’ las multitudes, pues en menudo berenjenal me metí…
pero oye, salí airosa y entera… bueno, airosa y marcada :D
La ruta era lineal, de Córdoba a
Adamuz con todas las comodidades posibles... avituallamientos disponibles que te
evitaban tener que cargar con comida para toda la jornada, transporte
organizado por si te entraba añoranza del sofá o para cuando que cuando uno acabase te recogieran como realmente te mereces, a cuerpo de rey o reina…
A priori era una ruta sencilla
por el trazado, con dos únicas subidas destacadas sobre el km 12 y 36 que
sumaban los prácticamente 1.084 m de desnivel positivo de la salida.
Y sí, fue una ruta de fácil
trazado, salvo por los últimos 8 km’s de asfalto y cuestas que tras más de 40
km en las piernas hubiésemos regalado encantados.
La sorpresa que nos deparaba la
jornada era algo que no se puede controlar, ¡la climatología!
¿Qué te ofrece Córdoba cuando la
visitas? El Guadalquivir, ese río que aparece y desaparece, ¿verdad?, no, no, que ese era el Guadiana :D
Pues en ruta también tuvimos un
‘Guadalquivir’, un pedazo río que no debería de haber estado ahí y al que nadie
había invitado y que se convirtió en la diversión de la jornada. ¡Fue
fantástico cuando nos obligaron a meter los pieses en él !
La compañía merece mención
aparte.
Desconocidos que en mayor o
menor medida se acaban haciendo un hueco en tu corazón.
Conocidos a los que agradeces
volver a abrazar.
Caras nuevas que al finalizar el
finde siguen siendo desconocidos, ¡lo siento!
Atenciones que no esperas recibir de
alguien que no te conoce.
Risas y ratos de conversación
con alguien que te acoge como si te conociera de toda la vida.
A esa alma cándida cordobesa adoptada
en plena ruta, gracias por tu compañía, tu ánimo y tus ganas… un placer haber
compartido km’s a tu lado.
Gracias por la oportunidad de
haber podido compartir esta experiencia con vosotros… gracias Luzdecruce… fue un
placer que espero poder repetir.
Al equipo de ruteros,
voluntarios y demás componentes de la organización… ¡touché!, nada hubiese sido
posible sin vosotros, sois el alma mater de esta experiencia que me llevo en el
corazón y en la que pienso volver a reincidir.
A José Antonio, alias ‘Indi’ o
algo parecido, el mandamás vaya, que no hizo los 50 km’s, no, hizo muchísimos
más estando al tanto de todo y de todos durante toda la travesía… gracias por
el pequeño detalle de acompañarnos durante la noche que pasamos en el
polideportivo y por todas las demás atenciones durante y al finalizar la ruta.
No perdiste la sonrisa en ningún momento y mira que te dimos motivo para ello
:DD
A Manolo, que me rescató de
entre los árboles cuando me deslicé cual gacela ansiosa terraplén abajo,
¡gracias!. Fijo que hubiese salido sola, pero fue más bonito con ayuda :). Gracias por las risas en la
recta final y por tu simpatía.
A ‘amarillo’, ¡gracias por
soportar nuestros desvaríos en los últimos kilómetros! 50 km’s son muchos y el
sentido común acaba haciendo aguas cuando menos te lo esperas. Gracias por tu
paciencia y tu sonrisa (y sí, recuerdo que te llamas José Antonio… ¿o era Juan
Antonio?, aissss :-/)
Es imposible nombraros a todos,
así que ahí queda esa muestra.
Como no podía ser de otra forma, hice uso de todos los servicios que poníais a nuestro alcance… al de la ambulancia… prometo que en la próxima ocasión me caeré con más gracia para ver si al final puedes usar las agujas esas que tenías preparadas… en esta ocasión con un poco de pintura tipo indio fue suficiente, ¡gracias!
La adaptación de la ruta en tiempo
real fue espléndida, el enfrentarnos a los impedimentos del camino cuando éstos
aparecían fue divertido, el sentir como los artículos que llevabas encima
pasaban de impermeables a permeables en grado máximo fue una experiencia
curiosa… el xop xop de las zapatillas cada vez que salían de un charco
insalvable… aissss, si ya casi estaban secas…
En fin… panda de insensatos
aspirantes a buceadores… se os quiere.
Por muchas locuras repetibles más... of course.
Por muchas locuras repetibles más... of course.
Siempre,
Analema
P.D.: Fotografías ‘chorizadas’ de la organización. Más imágenes aquí.
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