Cuando
simplemente deseas un buen día que salga del corazón.
Cuando
sales de la cama solo para avanzar.
Cuando
la recuperación no tiene como objetivo curarte, sino dejarte continuar.
Cuando
superas día tras día tus propios límites.
Cuando
ves que vas demasiado cargado.
Cuando
sabes que vas el último.
Cuando
te enorgulleces de tu ‘moreno camino’.
Cuando
no te importa el que dirán, el que pensarán o el que opinarán.
Cuando
sólo importas tú.
Cuando
tu camino, tu trayecto y tus pasos son lo único que importa.
Cuando
sobrevives con lo mínimo.
Cuando
las cosas superfluas desaparecen.
Cuando
lo que antes era un ritual, ahora, sencillamente, no existe.
Cuando
se acerca el objetivo y las ilusiones aumentan.
Cuando
estás convencido que lo lograrás.
Cuando
no dudas de ti.
Cuando
ayudas a los ‘tuyos’.
Cuando
te paras porque no puedes más.
Cuando
te paras por otro.
¡Cuando
se paran por ti!
Cuando
tu vida te pesa.
Cuando
continuas ‘a pesar de…’
Cuando
observas y eres observado.
Cuando
te adaptas.
Cuando
te relacionas.
Cuando
el despertador pasa a ser un gallo, una vaca o un helicóptero.
Cuando
ir en busca de las flechas amarillas en los lugares más insólitos se convierte
en tu gran reto de cada día.
Cuando
te miras, por dentro y por fuera y te cuesta reconocerte.
Cuando
la rutina se transforma en una monotonía así como en nuevas experiencias para
vivir y descubrir.
Cuando
los recuerdos te invaden y te asalta una sonrisa.
Cuando
un desconocido se interesa por tu historia.
¡Cuando
descubres que puedes!
Cuando
sabes, en el fondo de tu alma, que no te darás por vencido.
Cuando
resuelves los problemas de la forma más sencilla.
Cuando
priorizas las cosas según su importancia.
Cuando
das importancia a cosas que la tienen y se la quitas a las que no la tienen.
Cuando
observas a la gente.
Cuando
escuchas sin ser visto.
Cuando
deseas en la sombra.
Cuando
te sorprenden sin motivo.
Cuando
ves que no puedes, pero tus piernas continúan.
Cuando
no te cierras.
Cuando
te abres.
Cuando
fluyes.
Cuando
te sorprendes.
Cuando
el objetivo es común pero el camino es personal.
Cuando
madrugar no cuesta cuando lo importante es poder descubrir que nos deparará el
nuevo día.
Cuando
buscas alternativas para que el sol no te atrape.
Cuando
guardas recuerdos con ilusión.
Cuando
descubres que te faltan tantas y tantas cosas por vivir.
Cuando
el olor de los eucaliptus sólo puedes recordarlo a través de las hojas que
recogiste.
Cuando
desearías compartir lo que te pasa con la gente que quieres.
Cuando
se te despiertan deseos que no sabías que tenías.
Cuando
echas de menos la rutina una vez conseguido el objetivo.
Cuando
sientes añoranza de lo que el Camino te ha desvelado.
Todo
eso y más, es el …
Camino
de Santiago
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