Siempre supe que un día u otro iba a enamorarme, a conseguir ser feliz.
Lo que jamás supe y siempre quise saber, era como sabría yo que ese momento había llegado, como identificaría yo que debía volcarme en esa situación en concreto con la persona que tenía a mi lado para hacer realidad mi sueño.
Pero como muchas cosas en esta vida, no las entiendes hasta que no te suceden, hasta que estás completamente inmersa en ellas.
Y así es como he descubierto que realmente no era tan dramática la situación del miedo por pensar "qué pasará si se aparece la persona de mis sueños delante de mí y yo no me doy cuenta?"
Porque eso no sucede jamás.
Si en algún momento te da por pensar que esa persona que pasó y se alejó de ti era tu príncipe azul, realmente no lo era, porque se fue y tu no hiciste nada por retenerle.
Llega el día en que te das cuenta que vives por esa otra persona, te desvives por verle feliz, sueñas con hacerle la persona más plena sobre la faz de la tierra. Cuidas que no le falte de nada, ansías ver su eterna sonrisa siempre presente y te preocupas por nimiedades que para ti son un mundo porque implican el bienestar de tu existencia.
Y es cuando realmente sabes que es aquí y ahora, que esa es la persona que siempre habías esperado, que finalmente llegó, que realmente estás enamorada, que es la persona correcta, la adecuada, que es fantástica y maravillosa y que le quieres como jamás pensaste que podrías llegar a querer... sí, sí, te asombras de tu capacidad para amar... y eso es bueno!!!
Que tengáis un bonito día.
Siempre,
Analema
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